El juego de la vacancia

 

NOTA ESPECIAL

Si debemos empezar en algún punto este sería la disolución del congreso en octubre del 2019. Que desde años atrás viene maquinando distintas maneras de “tumbarse” las reformas y leyes que les impiden utilizar el poder (legislativo) a su antojo.

Las principales disputas se dieron por la reforma universitaria (2014) que terminó por sacar de la competencia a muchas universidades que tenían entre sus cabezas a gente allegada a varias bancadas políticas. Luego sale a la luz el caso Odebrecht (2016), que destapa una cadena de corrupción que recorre varios periodos presidenciales. Y tan solo un año después se destapa otra red de corrupción a cargo de los cuellos blancos (2017) que evidenció un monopolio de poderes instalado ya muchos años atrás en el Poder Judicial.

Todo esto puso en jaque a los 3 poderes del estado. La renuncia de PPK y el ascenso de Martín Vizcarra crea una nueva oportunidad de “restablecer” el control, por parte de los partidos políticos (agentes representativos) implicados.

En este nuevo mandato presidencial se plantean 4 reformas -populistas-, gracias a la presión social, que en los últimos años ha representado cada vez a más peruanos. 

Es así que el control legislativo se ve acorralado. Entonces empieza la -clásica- campaña de desprestigio (populismo y cuestión de confianza) que llevó a la disolución del congreso. Sin embargo “hierba mala nunca muere”, pues muchos trabajadores partidistas aún se mantienen dentro del disuelto congreso,  así como en el Tribunal Constitucional. Esto junto a otras estrategias legales, permitieron que las ideologías (y contratos) vuelven a posarse en las curules legislativas.

Es así que nuevamente se vuelven a maquinar estrategias para reorganizar el poder estatal.

Todo envuelto en una crisis biológica global, que está volviendo a poner en jaque a los países de Latinoamérica. El Perú es un país de materias primas (sobre todo en la industria extractiva), y así se ha manejado. La industria nacional peruana es escasa, por eso el comercio internacional es fundamental para la estabilidad económica.

Entonces, actualmente, tenemos un mercado global en crecimiento que requiere de una explotación acelerada para cubrir la futura demanda. Esto, a costa de la omisión -necesaria- de las distintas leyes nacionales e internacionales para la conservación del medio ambiente.

Tenemos una presión social global que va a predisponer el camino para aprobar muchos megaproyectos; pasando, como se viene realizando hace mucho tiempo, por encima de las leyes socioambientales. Dejando de lado los conflictos sociales (189) ya que el sistema económico se encuentra “desestabilizado”.

Entonces el actual complot contra el ejecutivo responde, obviamente, a intereses particulares.

Amparándose en la “incapacidad moral”, nada entendible en la Constitución, se pretende salvaguardar la integridad de los poderes estatales. Entonces el nuevo congreso, en su mayoría “oposición”, ha figurado más en las noticias por “escándalos” que por creación de leyes en pro de la ciudadanía. Se han manipulado la reforma universitaria, los aportes a las AFP y ONP, las falencias sanitarias, entre otras cosas, para generar un ambiente hostil hacia ambos poderes.

La corrupción no está en alguna bancada, o en alguna persona, es  inherente en el manejo del poder. Y va a adquirir un papel fundamental en el desarrollo del país.

 


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